Llevo varios días hablando con una buena amiga de una enseñanza zen.
La llamaremos la historia de la mandarina.
De cómo pelamos la mandarina, de cómo nos comemos la mandarina, y de cómo al final tiramos los restos sin darnos cuenta ni siquiera de haberla comido.
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"One of the saddest realities is most people never know when their lives have reached the summit. Only after it is over and we have some kind of perspective do we realize how good we had it a day, a month, five years ago. The walk together in the December snow, the phone call that changed everything, that lovely evening in the bar by the Aegean. Back then you thought “this is so nice.” Only later did you realize it was the rarest bliss."
Jonathan Carroll
"Una de las más tristes realidades es que la gente
nunca sabe
cuando sus vidas
han llegado a
lo más.
Sólo después de que se ha terminado y tenemos algún tipo de perspectiva nos damos cuenta de lo bien que nos lo pasamos un día, un mes, hace cinco años. El caminar juntos en la nieve de diciembre, la llamada telefónica que cambió todo, aquella velada en el bar sobre el Egeo. En ese momento sólo pensaste "que bien".Pero sólo más tarde te darás cuenta de que era la felicidad más absoluta."
Mi traducción sería esta:
Pela la mandarina sintiendo su textura, toma un sólo gajo, disfrútalo, siente como se rompe y cómo sabe, traga, recapacita, y hasta que no te hayas comido ESE gajo, no se te ocurra tomar otro.
Y si la mandarina no sale dulce, tómala de todos modos, porque esa es la mandarina que te ha tocado comer.
Mañana intenta buscar otra más dulce.
Seguramente, si la buscas, la encuentres.
Y entonces ya sabes: pela la mandarina...
Y si la mandarina no sale dulce, tómala de todos modos, porque esa es la mandarina que te ha tocado comer.
Mañana intenta buscar otra más dulce.
Seguramente, si la buscas, la encuentres.
Y entonces ya sabes: pela la mandarina...
mart a.
imágenes vía:
No sé...igual mañana os cuento una cosita.
jjjj...