Que el otoño me gusta, pero tampoco le hago ascos a recordar aquellos días de verano...
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Una de las playas más cercanas a nuestra casa estaba en Adraga, un pueblito pintoresco muy cerca de Sintra.
Una playa no muy grande, muy tranquila y con grandes olas que de repente se adentraban en la orilla pillando desprevenidos a todos los que se encontraban más cerca del mar...
Uno de mis deportes favoritos durante esos días fue practicar el Watching Guiri Running.
Botellin en mano.
Y comer percebes de las rocas.
A veces la relajación llega a límites insospechados.
mart a.
(Y conste: esa ninfa dorada no soy yo)