Nuestra base de operaciones estaba instalada en la Playa de Beluso, al lado de Bueu, un pueblo en plena ría de Pontevedra.
Una maravilla ir a ver el amanecer desde la orilla, ir a comprar en la panadería del puerto y al Mercado de Abastos esos cruasanes amarillos de mantequilla, el pan de maíz, tortas de chicharrones o bizcochos de almendra y desayunar en la terracita contemplando la ría y Sanxenxo enfrente.
( la casa absolutamente recomendable, por cierto!).
Desde ella nos movíamos cómodamente a diferentes puntos del Camino para esas aproximaciones que os contaba el otro día.
Uno de ellos Barro, y allí el Parque Natural del río Barosa, con un sendero para caminar que discurre en círculo entre árboles y paralelo al río y que es muy fácil y cómodo de hacer…
Además es un recorrido gastronómico con varios molinos convertidos en restaurantes y hay mesas para poder montarte tu propio picnic y al lado de las cascadas donde puedes darte un bañito.
Muy buena idea si lo que quieres es meter el senderismo en vena, jaaaa….
Por la tarde por la carretera de la Costa hasta la playa de la Lanzada, petadita de personas mirando a los surferos, porque lo que es bañándose no había muchos valientes…
Subimos al atardecer a ver la ermita que está al lado y la encontramos abierta…
Después nos enteramos que quien barre con una escoba tres veces tras la Virgen se pone de un fértil que para que te cuento.
(sé de alguna que aún tirita cuando lo piensa…y no, yo no fui adiósgracias).
Vuelta a casa por Combarro, precioso lugar con sus hórreos colgando en el mar y más mágico aún de noche (aunque se ha convertido también en un parque temático turístico).
(por cierto evitar la carretera de la Costa en estas fechas que es un atasco permanente…mejor coger la autovía por Pontevedra!)
Y a dormir..que al día siguiente nos estaban esperando las Islas Cíes...
mart a.
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