Yo tenía el karma limpito, claro, blanco...
Pero mi karma tenía ganas de tantearme para saber si le merecía.
Ha movido mi autoestima, mi paciencia, mi serenidad, mi bolsillo, mi capacidad de perdonar...
mi constancia, mi tenacidad, mi trabajo, mi capacidad de aconsejar y de ser aconsejada, mi fuerza interior...
He creido que le estaba demostrando que sí, que era merecedora de él, que su pulso se inclinaba hacia mi lado...
Pero que no se lo crea, que menuda cabeza tengo y...
menudos brazos!
mart a.
todo un gran fin de semana para lograrlo!
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