Cuando leas esto probablemente ya sabrás quien está ahora mismo en Los Ángeles con Oscar en una mano y una copa de champán en la otra...o dos.
Pero mientras escribo mi crónica es todavía domingo y ni siquiera han empezado a desfilar por la alfombra los espectaculares modelos ni sus portadoras, así que hablo desde el más absoluto de los desconocimientos y desde el más profundo sentimiento (y desde la tontería que me caracteriza...)
Esta tarde he ido al cine, en realidad he ido con las tres generaciones de hombres de la casa, pero
en el mismo momento de pedir las entradas he improvisado: cuatro para el centro de la tierra y una para Hugo...
Imaginad quien se ha ido con Hugo...
No voy a añadir nada nuevo a lo dicho por críticos expertos.
Sólo mi sensación.
Si dejamos a un lado su maravillosa fotografía, el vestuario retro, su ambientación, el sentido del guión, el trasfondo de la historia, el engranaje imposible de sus maquinarias, sus juguetes de hojalata, su "exquisito homenaje a los pioneros", la metáfora del paso del tiempo, su banda sonora, su emoción, su belleza, sus lámparas industriales con esa Jielde queriendo inutilmente pasar desapercibida, su dolor, los muebles de oficio, sus libros, su ternura, su pizca de romanticismo, los actores de reparto, su director, su adaptación al guión, sus flores, sus ojos ultramar, París, sus miedos, la lealtad, el tono de sus imágenes, las sacudidas mínimas de tensión, la nieve, el polvo suspendido, su sonido, los croissants, la tímida búsqueda del amor desesperante, el dolor del pasado, el perdón del pasado, el sonido de los cinematógrafos, su guiño y honra a los clásicos, esa llave ♥ maestra a la puerta de las ilusiones, Gare Montparnasse, los tic.ta.tic.tac..., sus láminas y grabados de gusanos de seda a mariposa, Harold LLoyd que me transporta a la infancia (repusieron sus peliculas siendo jovencita, no soy tan antigua), sus técnicas efectistas, la soledad, Ben Kingsley, la perdída arrebatada de la niñez, su autómata humanizado, los haces de luz de los proyectores, la búsqueda de la identidad perdida, las esperanzas dadas cuerda a golpe de corona y la puesta en escena de los sueños más secretos...
si dejamos a un lado todo eso...
que queda?
Si habéis visto a Hugo y su invención, podéis ayudarme a buscar la respuesta.
Si no le conocéis, ya estáis yendo.
Si sois nerviositos y os gusta la acción, mejor os vais al centro de la tierra.
Si os creáis a raiz de esto excesivas expectativas, no os gustará tanto.
Si se ha llevado algún premio o no, la verdad, me preocupa poco.
mart a.