Los novios llegaron guapísimos y felices.
Escondida detrás de una ventana pude hacerle unas pocas fotos a M. Espectacular ella, con su coleta morena y el detalle de crochet en el pelo y su vestido de corte griego con un broche en forma de hoja dorado cerrándolo.
Nos gustó mucho, muchísimo.
Y escondida detrás de la ventana me di cuenta de que no había hecho ninguna foto al bodegón que monté en la chimenea que presidía la entrada con el retrato de la Reina Cristina de Borbón-dos Sicilias.
Así que un par de cliks escasos y malos (me arrepiento ahora enormemente de no sacar un rato para hacer algunas medianamente decentes, porque te metes en el proceso y te olvidas de lo que permanece).
Viéndolo ahora armonizaba estupendamente con el asunto griego: un bodegón de vasijas de hierro forjado con bolas de paniculata y musgo (gracias Miguel, florista de la Fundación por preparármelos tal y cómo quería). Cuencos de barro óxido para las velas y tarros de cristal con cardos.
Un toque rústico-neoclásico (concepto que no sé si existe como tal, pero ahí queda).
mart a.